Era tan bonita que decidió no venderla
y quedársela para que le hiciera compañía.
-Te llamaré Matrioska - Dijo a la
inerte figura.
Cada mañana cuando se levantaba se
dirigía a la muñeca y le decía:
-Buenos días Matrioska
Pero un buen día la muñeca le respondió:
-Buenos días Serguei
El carpintero se sorprendió, pero en
lugar de tener miedo, estaba feliz por tener a alguien con quien
hablar.
Con el tiempo, el carpintero veía que
Matrioska se sentía triste y le preguntó que le ocurría, ella le
contestó que veía como todo el mundo tenía un hijo y anhelaba
tener uno.
-Tendré que abrirte y sacar madera de ti y eso será muy doloroso - dijo el Serguei.
-En la vida, las cosas importantes
requieren de pequeños sacrificios - contestó Matrioska.
El carpintero talló una muñeca más
pequeña que la llamó Trioska. Ya no se sentiría tan sola.
Pero el instinto maternal se apoderó
también de Trioska y Serguei accedió a que también tuviera una
hijita que le puso de nombre Oska.
Pero Oska también quería
descendencia. El carpintero comprobó que apenas quedaba madera
dentro de Oska, como mucho podrñia hacer una muñequita más y tras
mucho deliberar, talló un muñequito muy pequeño con bigotes que le
llamó Ka. Lo puso defren al espejo y le dijo:
-eres un hombre y no puedes tener
hijos.
Entonces metió a Ka dentro de Oska, a
Oska dentro de Trioska y a Trioska dentro de Matrioska.
Un día Matrioska desapareció con toda
su familia dentro y el carpintero quedó muy desolado.
Nota: Este
artículo está inspirado en un cuento ruso escrito por Dimiter
Inkiow, poeta búlgaro. Las muñecas Matrioskas tienen su origen real en
Japón, aunque en Rusia ya existía la tradición de meter cosas
dentro de otras
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